Texto original: http://www.psicodinamicajlc.com/_blog/pivot/entry.php?id=41
En relación a las preocupaciones de Liliana por el TDAH en su Blog, se me ocurren las siguientes reflexiones.¿Hasta cuándo vamos a perseguir y castigar a los niños con toda clase de excusas pseudopatológicas (TDAH, depresión infantil, trastorno oposicionista, trastorno disocial, enuresis, fracaso escolar...)? A todas luces, parece que los "tiempos oscuros" continúan por medios más sutiles.
Los motivos son múltiples:
Así prosigue, en jerga psicopatológica, la guerra contra la infancia. (1)
Ahora bien, nadie puede alegar actualmente -después de un siglo de aportaciones psicológicas y humanizadoras (desde Freud hasta nuestra desaparecida Alice Miller y el desarrollo de los "Derechos del Niño")- "desconocimiento" alguno sobre las evidentes causas del dolor humano y sus consecuencias. La fórmula es simple: desamor, maltrato, injusticia = violencia, neurosis, locura. Culpar, por tanto, a las víctimas; buscar los "tres pies al gato" del problema; inventar enfermedades mentales sin la menor base biológica, no sólo es acientífico, sino inmoral. (2)
Es inmensamente fraudulento, p. ej., "diagnosticar" supuestos "TDAH" mediante preguntas tan ridículas como: "¿trata el niño irrespetuosamente a personas mayores? ¿Es impulsivo, irritable? ¿Se chupa el dedo o la ropa? ¿Se pelea con sus hermanos? ¿Es llorón, o desgarbado, o ensimismado, o inquieto, o miedoso, o mentiroso, o desobediente, o destructor, o coge berrinches, o tiene miedo de estar solo, o no acaba las cosas que empieza, o es demasiado inmaduro para su edad, etc. etc. etc.? (3) ¡Por Dios, millones de niños son así! Y si vamos a jugar a los tests, ¿por qué no los complementamos con indagaciones sobre los padres, del tipo: "¿quisiste ser madre o padre? ¿Tu autoridad excluye "bajarte" al nivel de juego del menor? ¿Trabajas en exceso? ¿Le dedicas tiempo para compartir juegos y otras actividades? ¿Sientes que algunas conductas de tu hijo/a te avergüenzan? ¿Ves más defectos que cualidades en tu menor, o viceversa? ¿Lo aceptas o lo rechazas?", etc. (4) O incluso podemos formularles cuestiones aún más incómodas:
- ¿Qué siente usted realmente hacia su hijo (¿ira, frialdad, cansancio, impaciencia, desdén, celos, ternura...?)
- ¿Lo compara peyorativamente con otros niños, o muestra preferencias sutiles o evidentes por otros hijos?
- ¿Qué cree que su hijo "tdah" necesita de usted? ¿Piensa que lo satisface adecuadamente?
- ¿Acepta las emociones de su hijo (p. ej., miedo, ira, dolor, celos, desesperación, impotencia, soledad, envidia, odio...?)
- ¿Cómo fue su propia infancia? ¿Le amaron a usted adecuadamente, o se siente resentido por ella?
- ¿Cómo es su relación de pareja y el ambiente familiar general? (p. ej., tranquilo, ordenado, caótico, estresado, disperso, aburrido, tenso, frío, violento...).
- etc., etc.
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